
Un aceite de oliva virgen extra (AOVE) de calidad no surge por casualidad. Detrás de su aroma fresco, su sabor equilibrado y sus beneficios para la salud, hay un factor que marca la diferencia y es la higiene en cada etapa del proceso de producción.
En todo su proceso de producción, mantener unas condiciones impecables es fundamental para preservar sus propiedades y garantizar una experiencia única en su consumo.
Es por eso que en esta entrada de blog os explicaremos cómo la higiene influye en la calidad del aceite de oliva virgen extra y qué se debe tener en cuenta para garantizarla.
Higiene en el campo
Todo comienza en el olivar. La recolección de aceitunas en su punto óptimo de maduración y el uso de cajas limpias y ventiladas previenen fermentaciones y contaminaciones. Además, evitar el uso de sacos sucios o húmedos es clave para que el fruto llegue en perfectas condiciones a la almazara.
Otro aspecto esencial es reducir al mínimo el tiempo entre la cosecha y la molturación. Procesar las aceitunas cuanto antes evita oxidaciones que deterioran el aceite y que pierda características propias relacionadas con su sabor, color o textura.

La limpieza en la almazara
En la molturación, batido y extracción, cada máquina y utensilio que entra en contacto con las aceitunas o el aceite debe estar libre de restos y humedad. Cintas transportadoras, molinos y batidoras necesitan limpiezas regulares para impedir que residuos de cosechas anteriores contaminen la nueva producción.
El uso de depósitos de acero inoxidable perfectamente lavados y desinfectados contribuye a mantener la frescura del aceite, evitando defectos como sabores rancios o avinagrados.
Conservación de propiedades saludables
El AOVE es rico en antioxidantes naturales, como los polifenoles y la vitamina E, que protegen frente a la oxidación y aportan beneficios para la salud. Una higiene adecuada en todo el proceso reduce la presencia de impurezas y microorganismos que podrían degradar estos compuestos.
Gracias a estas prácticas, el aceite mantiene su perfil aromático y su frescura por más tiempo, prolongando su vida útil sin perder calidad.
Compromiso con el consumidor y la industria
Mantener altos estándares de higiene no solo asegura un producto libre de defectos, sino que también preserva la autenticidad del aceite. Cada fase del proceso influye directamente en el resultado final, ya sea en la recogida de la aceituna en el olivar o su embotellado.
Para los productores, invertir en buenas prácticas de higiene significa ofrecer un AOVE que cumpla con las expectativas del consumidor y que represente lo mejor de la tradición oleícola.

En pocas palabras, la higiene no es un simple requisito legal, sino el pilar que sostiene la calidad del aceite de oliva virgen extra. Cuidar cada detalle en la producción es la mejor forma de garantizar un producto saludable, aromático y digno de llevar la etiqueta de “virgen extra”.
Si necesitas más información sobre qué productos puedes utilizar en tu almazara para garantizar una higiene a la altura de tu aceite, puedes llamarnos al 622 07 00 61 o contactarnos a través de nuestra página web o por nuestras redes sociales Facebook, Instagram o LinkedIn. ¡Te esperamos!